*cruzó la majestuosa puerta de entrada al palacio, y llegó a la sala de relajación donde con un suspiro se sentó cruzando las piernas, puso sus manos sobre las rodillas, y cerró los ojos, aquella sala solía estar siempre en silencio y aquella vez que la visitaba no era excepción, cuando por fin se logró relajar, sintió tranquilidad, una tranquilidad que la llenaba por dentro, y la hacía sentir segura, y allí, quedo inmóvil, sentada, escuchando, sintiendo todo lo que aquella sala le transmitía, por fín se levanto, ya estaba lista para ir a la tierra, salió de allí con paso firme, tal y como había entrado*